miércoles, diciembre 20, 2006

MERI CHRIST +


Pues nada, aquí me tenéis revisando mi árbol navideño casero del 2005 (que no, que no soy la madrastra de Blancanieves preparando la manzanita de marras).
Para que veáis que memoria de bolboreta es un espacio al que también llega la Navidad (no tan pronto como en otros sitios porticados, y no miro a nadie...), pero a tiempo.
Estas pseudo-vacaciones (no puedo permitirme mucho descanso, por desgracia) serán un tiempo para poder ver más películas que luego compartiré con vosotros.
Pero por ahora me despido hasta el próximo año.
FELIZ NAVIDAD Y UN 2007 LLENO DE BUENOS DESEOS, MEJORES MOMENTOS Y, COMO NO, ¡¡¡¡MUCHO CINE!!!!
Biquiños de bolboreta para todos.

lunes, diciembre 18, 2006

EL CAMINO DE LOS INGLESES


Interesante proyecto (muy personal) de Antonio Banderas.
Con el guión de su amigo Antonio Soler y la música de otro amigo, Antonio Meliveo (que tres!), nos propone el acercamiento a una pandilla de amigos que sueñan con lo que quieren y lo que no quieren ser en un futuro que ya no les queda muy lejano.
Teniendo a un protagonista más destacado en Miguelito (con un aceptable Alberto Amarilla), es, sin embargo otro de los personajes el que más me interesa: Babirusa, interpretado por Raúl Arévalo. Por una vez en mi vida estoy de acuerdo con Cayetana Guillén Cuervo (y sin que sirva de precedente), que lo ha considerado, hablando de esta peli, como el Sean Penn español. Tal vez sea un poco pronto denominarlo así, pero la cosa promete. Babirusa es el personaje más loco pero, a la vez, el más realista, el que mejor sabe como son las cosas, el que, aunque desencantado de la vida, reacciona y sigue adelante (y eso que, para una vez que no hace nada, se ve entre rejas).
Sin embargo, el resto de los personajes son más idealistas (que decir de Miguelito), tienen más pájaros en la cabeza, y esperan que todo vaya bien cuando, desde un principio, el espectador entrevé que no va a ser así.
Banderas busca la imagen bella, lo poético, algo que ya se ve desde el inicio en el quirófano (hermosa imagen la de la bailarina con el tutú rojo).
El malagueño, con una buena labor como director de actores, promete.

viernes, diciembre 15, 2006

NATIVIDAD













Qué decir de una película como esta, después de ver cintas y cintas sobre el tema (y las que me quedan...).
La intención de Catherine Hardwick no es mala. Como he leído en alguna página de internet, la cineasta pretende dar una visión más humanizada de los que fueron los padres terrenales de Jesús de Nazaret. Sin embargo, los inicios de la película no prometen más que lo que pueda ofrecer un telefilm de esos de sábado por la tarde: el culebrón de una joven que se queda embarazada, el desprecio de sus vecinos (qué malos!), la mirada alucinada de un José que no sabe si cortarse las venas o dejárselas largas... Por no hablar de los Reyes Magos, tres tipos curiosos y bastante flipados.
En cuanto al tema a tratar, he de decir que es muy fiel a los Evangelios (creedme, que en esto estoy muy puesta), con la salvedad de que trata de restituirle algo de importancia a la figura de José como educador de Jesús (que gran descubrimiento Oscar Isaac!).
Los actores no son muy allá, pero se dejan ver. Me gustó también el rey Herodes, que es presentado como un personaje desquiciado por su obsesión con el poder.
Lo que me llamó mucho la atención son los parajes donde se rodó el film: Matera. Para los que no lo sepáis, es una zona de Italia que destaca por sus perfiles pedregosos. Pues bien, parece ser que Hardwick quiso rodar en Palestina, pero la encontró tal y como se imaginaba (desde el siglo I todo ha cambiado mucho), así que decidió emular a Pier Paolo Pasolini, que siguió exáctamente los mismos pasos para encontrar las localizaciones para El Evangelio según San Mateo. ¡Qué cosas!

jueves, diciembre 14, 2006

MADRE E HIJO O EL AMOR QUE ENTRA POR LOS OJOS


Sokurov destila poesía pura en las imágenes de este film de 1997.
La historia no tiene nada de otro mundo: un hombre cuida de su madre enferma en los últimos días de su vida, dentro de un entorno que hiela al espectador, que nota ese frío que cala los huesos. Sin embargo, lo áspero del clima se ve contrarrestado por la calidez del amor que le profesa el hijo a su madre.
Trabajando con unas imágenes deformadas hasta lo imposible, con un formato tremendamente vertical y estirado, el cineasta ruso consigue unos efectos de luces y sombras que acompañan a unos silencios que expresan más que las palabras. ¡Qué imágenes!
Hace algún tiempo, en un curso sobre cine el conferenciante que me descubrió la película comentó que era un film difícil de ver, porque no hablaban nada! A estas alturas considero que eso no debe ser impedimento para valorar este tipo de cine, y mucho menos para catalogarlo como malo, o desechable.
En mi experiencia, me quedé de piedra al ver esta película.
¿Habéis experimentado alguna vez un sentimiento de belleza tan fuerte que hace que se te salten las lágrimas?
Ahora tendré que ver Padre e hijo, y Arca rusa, y...