sábado, enero 12, 2008

EMIGRO


El viento ha cambiado de rumbo y la veleta ya se mueve al compás, marcando el sentido del viaje que se antoja corto. Poco tiempo es pasar seis horas en un tren si eso supone el inicio de una nueva etapa que asoma la patita por debajo de la puerta y no muestra trazas de lobo.
Me espera un trabajo en una ciudad que no deja de ser nueva aunque cada vez ansíe más volver. La posibilidad de ampliar la siempre escasa formación (nunca es suficiente cuando de cultura se habla). La actividad frenética que me impide estar quieta un solo instante, que me lleva de la mano en un viaje alucinante por un tiempo que se aprovecha mejor cuanto más horas se tengan ocupadas en las más variadas actividades.
Y Enrique Bunbury se convierte, una vez más, en el bardo de mis emociones. Os queria dejar con una de las canciones que más me gusta del disco que le salió perfecto, El extranjero, pero no se deja coger. En cuanto pueda os la pongo, que merece la pena.
Chicos, me marcho becada a Madrid y todavía no me lo creo. Ahora estaré más lejos de unos y más cerca de otros. Pero os quiero igual.

jueves, enero 10, 2008

ARTURO BALTAR



Ya iba siendo hora de que su ciudad natal le rindiese un más que merecido homenaje, pues Arturo Baltar es uno de los máximos exponentes del arte ourensano y gallego por extensión. La exposición de su belén es una de las citas ineludibles en nuestra Navidad y son muchos los que, como yo, recuerdan el paso, año tras año, por la iglesia de los santos Cosme y Damián para admirar las hermosas figuritas que nada tienen que envidiar a las que protagonizan los belenes napolitanas. Pero esta exposición va más allá.
El barro concibe las formas más expresionistas en las manos del artesano (este calificativo está colocado con la máxima consciencia y no se debe entender como un descalificativo en la línea del debate renacentista artista – artesano). Sus escenas de género muestran realidades pasadas protagonizadas por seres de rostros redondos que lejos de ser iguales, como puede parecer a simple vista, muestran expresiones muy diversas. Los colores pastel dotan a dichas escenas de un aura mágica que hace que el espectador quiera asomarse una y otra vez a la ventanita por la que espiamos la tertulia de los cafés o la partida de cartas que juegan los vecinos en la rebotica del farmacéutico. Hay que decir que el montaje de la exposición es muy bueno, con los claroscuros que invitan al voyeurismo dentro de las cajas que salvaguardan y trampantojan los momentos condensados en un instante.
Completan la muestra una serie de pequeñas figuras y bajorrelieves que dan idea de la gran influencia goyesca que se puede apreciar en toda la obra de Baltar.
No quiero terminar sin incluir un breve fragmento del hermoso texto escrito por José Paz para el folleto de la exposición:
Baltar, o escultor, o bo como diría o outro, é ese neno grande e presumido ao que desde sempre lle apaixonaron as flores, por iso fixo da súa vida un xardín marabilloso. Miúdo, introvertido, melancólico, un ser enamoradizo para quen o verdadeiro amor é aquel que non é correspondido. Os ollos tórnanselle vidrosos ao rememorar como nace o amor, como todo múdase nun efecto máxico que transforma a realidade. “O amor correspondido é outra cosa.”Acudir a el é como iniciarse nunca viaxe sen fin cara ao interior, como facer un pacto co tempo para aproximarse á esencia da beleza que nos evoca esa Galicia soñada e idealizada que esmorece a favor de un movemento desmedido.”
Me causa gran alegría que el homenaje se le haga en vida porque no hay por qué esperar a que falten para aplaudirles. Para Jaime Quessada ya es demasiado tarde (la segunda imágen es obra suya).

AMERICAN GANGSTER





Los polos opuestos se atraen. Esa es la clave de la última película de Ridley Scott. El hermano mayor de Tony parte de una historia real para llevar a la pantalla una trama violenta, en su línea, pero con moraleja detrás.
Dos hombres, dos morales. Siguiendo la senda abierta por Francis Ford Coppola, Scott nos muestra el ascenso al poder de Frank Lucas, un afroamericano que ascendió a lo más alto dentro de la mafia de las drogas. El mejor producto al mejor precio en la coyuntura de una sociedad desestructurada por una guerra estúpida (¿cuál no lo es?) que sólo aportaba muerte y adicción era el contexto ideal para este hombre amoral pero eficiente y profesional.
En el otro lado Richie Roberts, un bicho raro dentro del cuerpo policial del New York setentero, bien recreado, por cierto. Con una vida familiar fracasada pone todas sus energías en el trabajo y en su deber como policía, lo que le vale granjearse la enemistad de sus colegas corruptos y las burlas de todos.
Los dos se complementan a la perfección porque en el fondo son iguales. Cada uno hace su trabajo lo mejor que puede, y no dudan en sacrificar a su familia para que todo salga bien. Por eso acaban entendiéndose.
La película tiene buenos momentos trepidantes y otros tantos que recuerdan a la saga de El padrino, parte de lo cual se podría haber eliminado para evitar odiosas comparaciones ya que no supondría ningún problema porque el pero es que se hace un poco larga.
Washington y Crowe están muy bien en sus roles y la pena es que el duelo interpretativo se demore tanto y sólo dé para unos breves minutos con poca chicha. Quizás sea eso lo que le falte para ser un film redondo, un cara a cara menos diplomático. En cualquier caso es un film interesante y recomendable.