miércoles, julio 29, 2009

¡DE REBAJAS!

¡Señora! No se vaya de vacaciones sin lectura. ¡Tres por uno! Repito: ¡tres por uno! ¡Estamos que lo tiramos!

martes, julio 07, 2009

I´M BACK!

Y con una crítica más en mi haber. Suma y sigue.

Coco, de la rebeldía a la leyenda de Chanel

miércoles, julio 01, 2009

DE TRES EN TRES

Entre que últimamente no tengo mucha ganas de escribir y que se me agolpan los estrenos visionados me temo que las próximas entradas tendrán la misma apariencia que ésta que ustedes leen en estos momentos tan amablemente. Ya digo que, ahora mismo, la labor de crítica aficionada no está en mi apetencias actuales (será el estío, será el sopor... c´est la vie), sin embargo no quería dejar pasar estos tres films sin mencionar algunas cosillas porque creo que merecen la pena. Y si más preámbulos vayamos al primero de ellos: Parque Vía (Enrique Rivero, 2008).





Se trata de un falso documental en el que Nolberto Coria interpreta su propia vida ante unas cámaras que le siguen por una casa de dimensiones ingentes y en la que vive solo como guardés de la misma.
Rivero ficciona los hechos, pero poco más hace a la hora de mostrarnos con crudeza, pero también curiosidad, los detalles de una historia que resulta desoladora: cuando la soledad es escogida porque no queda más remedio. Día tras día se suceden las mismas escenas, rodadas inteligentemente con el fin de no aburrir al espectador, la misma rutina. Pero, al contrario de lo que cantaba Bunbury antes de volar en solitario, no siempre es la misma función, al igual que no siempre el espectador es el mismo.
Una lucha de clases que no es tal, un amor por el trabajo bien hecho y por la fidelidad de decenas de años, un claroscuro que inunda las vidas de todos y cada uno de los escasos personajes que pueblan las imágenes de la película.
Y nosotros mirando impasibles, atentos a los posibles cambios (¿los hay?), tal vez con la mente sobrevolando las butacas de la sala, pero conscientes al fin y al cabo de que como Beto cada vez habrá más. Al tiempo.


Buscando evasión y atendiendo a los gustos partciulares de una misma, me acerqué a ver la última obra de Henry Selick, la maravillosa Los mundos de Coraline (2009) . Qué decir ante una película hecha a la antigua usanza, con una técnica, la de stop motion, que emociona siempre.

La película está basada en el libro infantil de Neil Gaiman, titulado Coraline y publicado en 2002. La historia es muy apropiada para el trabajo de Selick y - tengo que decirlo, tengo que decirlo - muy burtoniana: una niña que se muestra más adulta y sensata que los propios adultos, un mundo dual que se debate entre el bien / lo correcto y lo aburrido, y el mal / lo incorrecto y la diversión (al principio, claro está).

La animación es estupenda (desde los primeros balbuceos de la stop motion lo es) y los personajes muestran todo un catálogo de tipos, como es costumbre en este tipo de historias con moraleja. La inmersión en el mundo de la atrevida Coraline es total y, en esta ocasión, es precisamente su mundo, el que se debate por salir de la monotonía y la oscuridad, el adecuado (¡nunca unos botones provocaron tanto pavor!).

Siempre recomiendo este tipo de películas porque, además de ser un gustazo para la vista, hacen reflexionar - si uno quiere hacerlo, course - sobre las dualidades que tiene todo en este mundo. ¡Véanla, señores!

Y por último, la película británica Radio encubierta (Richard Curtis, 2009) - atención al título español, ¡qué chispa, madre! ¿Y qué me dicen del original (The Boat that Rocks)? Me mondo. - Curtis lleva a la gran pantalla la historia de un barco - emisora pirata, algo habitual allá por los años 60 en Gran Bretaña, donde la escucha de himnos musicales coreados por el mundo entero estaba mal vista por un determinado sector de la sociedad. Ante esta incomprensible medida se optó por este tipo de experiencias que fueron todo un éxito.

La película cuenta con una banda sonora de lujo ante la cual el espectador no puede dejar de tararear y mover los pies y lo que se pueda en la pequeña butaca de una pequeña sala de un pequeño cine. Porque en realidad el trabajo aquí mostrado se reduce a eso, ponerle imágenes más o menos interesantes a dicha música que, sin duda, es lo más importante del film. Un videoclip en resumidas cuentas.

La película te hace pasar un buen rato porque todo lo que se muestra en ella es divertido, incluso los malos momentos son tomados a guasa por el personal, interpretado magníficamente, eso sí, por un elenco de actores que dan cuerpo a los distintos pinchadicos (¿por qué ya no usamos esta palabra? Desde aquí reivindico que, por lo menos, cuando se hable de una historia de los años 60 se diga pinchadiscos cuando aquí eran las personas que ponían la música en los guateques a los que asistía la generación de mis padres), unos golfos de lo más simpático que te hacen sonreir constantemente.

Y poco más que decir, la verdad. Que está muy en la línea de lo realizado previamente por Curtis y que merece la pena ya sólo por la música (yo ya me he hecho con la BSO y la disfruto enormemente).

Y hablando de música les dejo hasta más leer. Sigan atentos a sus pantallas. Saludos señores.