miércoles, enero 13, 2010

EN OTRA OCASIÓN...

Cartel de la película.


Aquí os dejo la reseña de Capitalismo: una historia de amor (Michael Moore, 2009). Algunos ya sabéis lo que esto significa. Otra vez será.

Cuando la fórmula funciona no parece necesario modificar nada. Michael Moore lo sabe y con un simple cambio de guión, yendo de lo particular a lo general - desde el cierre en Flint de la planta de General Motors mostrado en Roger and me (1989) hasta la película que nos ocupa -, nos ofrece un nuevo documental, ahora tratando de meter el dedo en el ojo de aquellos que gobiernan el sistema económico de los EE. UU.

Más de lo mismo encerrado en un formato idéntico, con esa voz en off que interpela al espectador aguardando que éste se una a sus filas de rebeldes con causa, un montaje ingenioso de imágenes de archivo, entrevistas oportunas, asaltos a mano cuasi armada y una banda sonora seleccionada con acierto. Con algún toque de ironía, ciertos momentos que rozan el ridículo (sus intervenciones no pasan de ello) y, sobre todo, mucho dramatismo que pretende enrojecer los ojos del espectador, Moore trata de analizar lo que él considera la madre de todos los males de la sociedad estadounidense. Sin embargo, parece que la lucha (y su presencia en pantalla) se va difuminando con el paso del tiempo y aquel que anteriormente se apostaba inflexible frente a las puertas de Wal - Mart (Bowling for Columbine, 2002) hoy ya no es capaz más que de delimitar la escena del "crimen" con una cinta policial.


Michael Moore haciendo de las suyas.


Moore, autodesignado como ruidosa conciencia social, es consciente de que provoca tantas simpatías como odios pero no por ello ceja en su empeño de mostrar al mundo realidades denunciables que quizá se queden en una mera crítica cuando está claro que el espectador se merece un análisis mucho más profundo. Sin embargo, si el ánimo lo permite, ese barniz crítico que se da a la actual situación económica puede provocar una profunda reflexión por parte del espectador, algo a lo que apela el cineasta que no gusta de un público pasivo. Tal vez parezca demasiado simplista por su parte, tal vez sea un hilo del que seguir tirando pero, aunque una salga de la sala pensando que tampoco ha visto nada nuevo, las más de dos horas se pasan volando gracias al ingenio del irónico cineasta bien arropado por un eficiente equipo de documentalistas y montadores.

Pura alabanza hacia Obama, presunta reencarnación de Roosevelt y nuevo "mesías"; entretenimiento y provocación a partes iguales en una receta que sigue siendo provechosa pero que no acaba de convencer.


Un último apunte: atención al cartel del film. No consigo saber quién es el autor pero supongo que será el mismo que hizo el diseño para In the loop (Armando Iannucci, 2009) y Burn after reading (Ethan y Joel Coen, 2008). Nuevos diseños para nuevos tiempos.

4 comentarios:

carherco dijo...

No te desanimes y sigue adelante!!!

bolboreta dijo...

Gracias por estar ahí :)

SisterBoy dijo...

Nunca he considerado las obras de Moore como auténticos documentales (según como entiendo yo estas películas) sino como manifestaciones artísticas de un showman sin que esto significa ningún menosprecio hacia su cine. De todos modos tras las desgraciadas experiencias de Bowling y Farenheit no estoy dispuesto a verla doblada. Así que a esperar.

bolboreta dijo...

Sí, yo tampoco las considero muy documentales.
Creo que en este caso el tema del doblaje importa más bien poco. Lo que se dice es meramente descriptivo y como se "supone" que nadie interpreta... Ejem.
Es videable para pasar un rato entretenido pero poco más. Yo la pondría la penúltima de la lista.